viernes, 8 de noviembre de 2019

LAS GREGUERÍAS DE

LAS GREGUERÍAS DE DON RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA

¡Qué extraña es la vida! Siempre queda pincel para la goma, peo ya no hay goma.

La espina dorsal es el bastón que nos tragamos al nacer.

"Ídem", buen seudónimo para un plagiario.

El poeta se alimenta con galletas de luna.

Los húsares van vestidos de radiografía.

No se sabrá nunca si la cresta del gallo quiere ser corona o gorro frigio.

Cuando al casorio se le llama himeneo, parece que va a ser boda con rumba final.

La luna de los rascacielos no es la misma luna de los horizontes.

Miércoles: día largo por definición.

Sólo el poeta tiene reloj de luna.

La T es el martillo del abecedario.

Las chispas son estornudos de Satanás.

Lo más importante de la vida es no haber muerto.

Las ranas están siempre en pleno concurso de natación.

El sábado inglés es un injerto de domingo y lunes.

Toda la joyería se ha ruborizado. ¡La ha mirado un comunista!

Diccionario quiere decir millonario en palabras.

El mar se está queriendo hacer tirabuzones y nunca lo consigue.

La niebla acaba en andrajos.

"Pan" es palabra tan breve para que podamos pedirlo con urgencia.

Era tan cumplido que a veces saludaba a los árboles.

La arquitectura de la nieve es siempre de estilo gótico.

Todas las comas de sus reales decretos las lleva colgadas el rey de su manto de armiño.

No debe regalarse el cochecito del primer niño.

¡Qué dura le ha salido la barba al erizo!

El grillo mide las pulsaciones de la noche.

La luna en la solapa de la noche es la condecoración circulante.

A las palmeras viejas las sale en los troncos la pelambre de la vejez.

De la pipa, y también de los cigarrillos, saltan pulgas de fuego con mala picadura.

El pitido del tren sólo sirve para sembrar de melancolía los campos.

El ciclista es un vampiro de la velocidad.

Los lagos son los charcos que quedaron del Diluvio.

El granizo arroja su arroz festejando la boda del estío.

Las olas esculpen en las rocas calaveras de gigantes.

Las Venus marmóreas de los museos presentan manchas de pellizcos.

El hielo se derrite porque llora de frío.

El beso es una nada entre paréntesis.

En las playas, nuestros zapatos se convierten en relojes de arena.

Donde es más feliz el agua es en los cangilones de la noria.

El peine es pentagrama de ideas muertas.

La arquitectura árabe es el agrandamiento del ojo de la cerradura.

El murciélago se ve que ha salido de la caja de prestidigitación del diablo.

La chicharra es el timbre despertador de la siesta.

El alma sale del cuerpo como si fuese la camisa interior a la que le llegó el día del lavado.

El buen escritor no sabe nunca si sabe escribir.

Gloria: nombre de la mujer del genio.

Cuando la flor pierde el primer pétalo, ¡ya está perdida por entero!

El humo sube al cielo cuando debía bajar al infierno.

El arroyo trae al valle las murmuraciones de las montañas.

Era uno de esos días en que el viento quiere hablar.

El sueño es un pequeño adelanto que nos hace la muerte para que nos sea más fácil pasar la vida.

Ese que lleva el paraguas abierto cuando ya no llueve parece un paracaidista caído del nido.

La S es el anzuelo del abecedario.

El ruido de los pies descalzos de una mujer sobre los baldosines da una fiebre sensual y cruel.

Hay pensamientos pacificadores, como éste: "El sexo daría interés a un peñasco".

Hay cielos sucios en que parecen haberse limpiado los pinceles de todos los acuarelistas del mundo.

Cuando baja una mujer por una escalera de caracol parece haber sido despedida del Paraíso.

Los tornillos son los gusanos de hierro.

Los ceros son los huevos de los que salieron las demás cifras.

El rayo es una especie de sacacorchos encolerizado.

Botella: sarcófago del vino.

¿Y si las hormigas fuesen los marcianos establecidos en la Tierra?

La escoba nueva no quiere barrer.

La melancolía de los ríos de América es que son tan grandes que no pueden tener puentes.

¿Qué es la ilusión? Un suspiro de la fantasía.

En el coche comedor del tren nos comemos el paisaje, pero a veces se nos atraganta.

Hay unas noches acústicas del verano en que se oyen tanto los trenes, sus traspiés y sus traqueteos, que se convierte uno en jefe de estación.

¿Los sueños son nuevos, o los tenemos de muy antiguo?

Cuando la bella mano femenina nos ofrece azúcar y su dueña nos pregunta:"¿Dos o tres?", nosotros contestaríamos:"¡Los cinco!"

Los cigarros son los dedos del tiempo que se convierten en ceniza.

Las parejas de cisnes parecen que señalan siempre una misma cifra, el 22; pero a veces, cuando uno de ellos está entrado en el agua y el otro está en pie, a la orilla, señalan el 24.

"¡Ojalá!" es la palabra más moral del diccionario. El ojo de Alá se proyecta en ella sobre el deseado porvenir.

El sostén es el antifaz de los senos.

Lo que pone más rabiosa a la ballena es que la llamen cetáceo.

La coliflor es un cerebro vegetal que nos comemos.

La media luna mete la noche entre paréntesis.

Las mujeres son doblemente Judas cuando se son traidoras entre ellas, porque dan un beso en cada mejilla a la víctima.

La nieve dota de papel de escribir a todo el paisaje.

Constantemente aparecen en las cajas de cerillas, cerillas gemelas y hasta tríos de ellas, unidas por la misma cabeza... Es una pequeña estafa que se comete con nosotros, haciéndonos gastar dos cerillas o tres, cuando con una hubiera sido suficiente, además de que así se vengan las cerillas y, solidarizadas, nos llegan a quemar las yemas de los dedos.

El sapo se sabe tan feo que sólo sale de noche.

Al oír que dice el bruto: "Yo solo me he hecho a mí mismo", pensamos en lo mal escultor que ha sido.

Los anuncios que se encienden letra a letra nos convierten en niños que deletrean.

"Admón. (Administración) de Loterías" es un nombre bíblico más que una abreviatura.

La i es el dedo meñique del alfabeto.

Los negros tienen voz de túnel.

¡Qué fácil es que el adulto pase a ser adúltero!

Hay suspiros que comunican la vida con la muerte.

El azúcar de cuadradillo sirve para que sepa el niño cuándo es día de visita.

La sopa es el baño del apetito.

Nunca es tarde si la sopa es buena.

Era tan flaco aquel lenguado, que parecía la cuenta anticipada en bandeja de plata.

Eva fue la esposa de Adán y, además, su cuñada y su suegra.

Los pensamientos amarillos tienen celos de los pensamientos morados.

Al ver la cabeza de San Juan en la bandeja pensamos que al ir a afeitarle le degollaron.

Los guantes adquieren manías y posturas propias, y en la soledad hacen gestos de los que han visto hacer a sus dueños.

Nadie como el padre sabe extender la manteca en el pan de los hijos.

El huevo frito es una ola en miniatura; una ola con yema.

Un tumulto es un bulto que les sale a las multitudes.

Los sordos ven doble.

Nos asomamos a los cochecitos de los niños con la maligna intención de ver o unos gemelos o unos trillizos.

Al sentarnos al borde de la cama, somos presidiarios reflexionando en su condena.

La vida es decirse ¡adiós! en un espejo.

Los aviones, al caer, tienen el gesto consolador de estrellarse con los brazos en +.

El que bebe en taza, hay un momento en que sufre eclipse de taza.

Domingo: perro corriendo detrás de una piedra lanzada.
(Nota de Jorge: el perro encapuchado era el que tiraba la piedra y luego daba la espalda en Barcelona)

Hay cajas de fósforos idiotas y otras que no lo son tanto.

Adagio es un consejo triste.

Los globos de los niños van por la calle muertos de miedo.

Aquella mañana los pájaros cantaban al revés.

¡Qué gesto como de acordarse de alguien, de no se sabe quién, pone el que saborea una copa de licor!

Optimista es el que toma judías con chorizo y no le pasa nada.

La pulga hace guitarrista al perro.

El que grita en la conferencia: "¡Más fuerte, que no se oye!", no se sabe si es un saboteador, un sordo o un admirador excesivo.

El lector -como la mujer- ama más a quien le ha engañado más.

El tiempo sabe a agua seca.

"¿En la muerte se sueña?": he aquí el terrible problema.

Es bonito ese gesto con que la mujer, cuando enhebra la aguja, le retuerce el bigote al hilo.

El estornudo es la interjección del silencio.

El rico y el pobre hacen un gesto similar los dos, como si sacaran la cartera; pero ¡con qué diferente significado, sin embargo!

Siempre que nos enfurruñamos nos sale un pelo en el entrecejo.

Los pasodobles debían tener dos autores.

Terrible día ese al que se podría llamar "el día de la inauguración de la diabetes".

El paraguas puesto a secar abierto en el suelo parece una tortuga de luto.

-¿Los peces llorán?
-Los peces no necesitan llorar, porque el mar es pura y salada lágrima.

El termómetro parece haber sido hecho con la mala intención de que no veamos la línea de la temperatura. ¡Qué bromista!

Las costillas nos sirven para situar los dolores. "Me duele entre ésta y ésta".

La bata de baño hace frailes a las mujeres, ¡pero en seguida cuelgan los hábitos!

No sé por qué la I mayúscula ha de quedarse sin su punto.

El pingüino, con la servilleta puesta, está esperando la hora de la sopa del Juicio Final en las playas antárticas.

Los arcos de triunfo son elefantes petrificados.

Lo peor de los médicos es que le miran a uno como si uno no fuera uno mismo.

El que aprende qué hora es las "diecinueve y cuarenta y tres" puede viajar lo que se le antoje.

El desierto se peina con peine de viento; la playa, con peine de agua.

Las gallinas picotean el suelo como si comiesen pedazos de estrellas que cayeran del cielo.

Tan pequeño era el tiempo en su reloj de pulsera, que nunca tenía tiempo para nada.

Las golondrinas entrecomillan el cielo.

El que pide un vaso de agua en las visitas es un conferenciante fracasado.

Todos los días del Limbo son domingo.

Las conchas de las playas son los restos de los arroces que se come Neptuno.

El que lleva su taza para repetir es como un pobre que pide con platillo.

Al pintarse los labios con la barra de carmín parecía encerrar entre paréntesis un beso posible.

El bebedor con paja se va tornando pájaro, y hay un momento a últimos de verano en que ya lo es realmente.

El defecto de los pisos interiores es que los cuchillos están siempre sin filo, porque no se puede llamar al afilador que pasa.

Era una noche con medias de seda negra.

Dijo Buffon: "El genio es una larga paciencia..." Sí, la de su esposa.

El lunar es el punto final del poema de la belleza.

Se enfadó porque no la oía, pero es que estaba pensando en lo mismo que no escuchaba.

En el canastillo del pan está también el símbolo de Moisés.

Cuando una mujer chupa un pétalo de rosa se da un beso a sí misma.

Fruncimos las cejas porque queremos pillar con pinzas algún gran pensamiento que se nos escapa.

Era de esos hombres que cuando se pizcan la nariz con los dedos ya están seguros de todo.

Cuando la luna se pasea por el paisaje nevado parece la novia de larga cola camino del altar.

En la tinta china está el luto del Arte.

La palabra más vieja es la palabra "vetusta".

Al ombligo le falta el botón.

La luna pone en el bosque luz de cabaret.

Lo más aristocrático que tiene la botella de champaña es que no consiente que se la vuelva a poner el tapón.

Los dulces finos son servidos en diminutos paracaídas.

El bebé se saluda a sí mismo dando la mano a su pie.

Los niños hacen sus construcciones con el deseo de que caigan en ruinas. ¡Provocar el terremoto es lo que más les divierte!
(Nota de Jorge: a lo mejor no así de los niños buenos)

El café con leche es una bebida mulata.

Las palmeras nos hacen provincianos.

Hay cojos con pierna de palo que reflorecen cuando viene la primavera y se vuelven sátiros.

El musgo es el peluquín de las piedras.

El ciclista y la bicicleta enredados en la caída parecen un insecto boca arriba.

Nuestra verdadera y única propiedad son los huesos.

Lo malo de los nudistas es que cuando se sientan se pegan a las sillas.

Cuando en nuestras mangas faltan botones parece que hemos sido deshonrados.

Abrir un paraguas es como disparar contra la lluvia.

Los cocos tienen dentro agua de oasis.

Al repartir los puros el anfitrión es como si premiase a los que se han portado bien en la mesa.

La sartén es el espejo de los huevos fritos.

La escoba baila el vals de la mañana.

El que en la desgracia se oculta la cara con las manos parece que se está haciendo la mascarilla de su pena.

El paisaje adora al molino.

El que se despierta de la siesta al atardecer, nota que le han robado el día mientras dormía.

El reloj no existe en las horas felices.

La almohada siempre es una convaleciente.

La luna es la lápida sin epitafio.

Las algas que aparecen en las playas son los pelos que se arrancan las sirenas al peinarse.

Al dar a la llave de la luz se despierta a las paredes.

La nieve se apaga en el agua.

Un papel en el viento es como un pájaro herido de muerte.

El agua no tiene memoria: por eso es tan limpia.

Lo primero que hace el sol es pegar en la tapia el cartel del día.

Bar pobre: una aceituna y muchos palillos.

El colador está harto de pepitas.

Nos muerde el ladrido de los perros.

El que se casa trata de solucionar con la expiación su deseo de mujer.

La luna llena que aparece después de la tormenta es un huevo pasado por agua.

Al desfundar el plátano nos saca la lengua.

El ademán que hace el que limpia sus gafas, levantándolas hacia el cielo, es un ademán de astrónomo.

Cuando desaparece la imagen que veíamos en la pantalla del cine y pasamos a otra escena, nos vendan los ojos un momento.

Tocar el arpa es tener el arte delicioso de las caricias y los pellizcos.

Las palomas blancas parecen siempre escapadas del templo de Venus.

La ola muere en espuma de impotencia al no poder pasar tierra adentro.

La ola es torpe como ella sola. Nos trae su sopera con sopa de pescado, y siempre se le cae en la arena.

El pez está siempre de perfil.

No hay que dar la verdad desnuda. Por lo menos, hay que ponerla un velillo.

Menos mal que a los mosquitos no les ha dado por tocar el saxofón.

La medalla de plata es la luna oculta en el escote adolescente.

Lo que da más tristeza a la vida son las conferencias sin nadie y los ensayos de órgano.

El helado que sale reproducción exacta de la torre inclinada de Pisa hay que sorberlo muy de prisa.

Los que fechan cualquier cosa con números romanos -MCMXXXV- son unos MMMEMOS.

En la noche alegre la luna es una pandereta.

A cada disparo recula el cañón, como asustado por lo que acaba de hacer.

El agua se suelta el pelo en las cascadas.

La F es el grifo del abecedario.

El niño intenta sacarse las ideas por la nariz.

Buda es el dios que no hizo régimen en las comidas.

En el papel de lija está el mapa del desierto.

Entre los carriles de la vía del tren crecen las flores suicidas.

El apuntador es el eco antes que la palabra.

La L parece largar un puntapié a la letra que lleva al lado.

La W es la M haciendo la plancha.

El colchón está lleno de ombligos.

Los días de lluvia, el Metro se convierte en submarino.

Un foco de automóvil proyectándose sobre nosotros nos convierte en película.

La belleza con lunares es una belleza certificada.

En la pequeñez de la violeta se esconde el proyecto de un gran amor.

No os fiéis nunca de las mujeres que al besar se cuelgan del cuello y levantan una piernecita burlonamente.

La mosca es la sortija del pobre.

Cuando el niño corre detrás de la resaca se cree que el mar huye de él.

Lo mejor de la aurora es que no sabe nada del día anterior.

El rebuzno es un suspiro frenético.

Solo la mujer da cuerda a los corazones.

El 5 es un número que baila.

La luna y el sol no tienen más que una sola cama para descansar y por eso la una trabaja cuando el otro duerme.

Lo más caro de la Naturaleza es el rocío, que sólo se expende con cuentagotas.

Anónimo es un superviviente de todas las épocas que siempre es el mismo.

No hay nadie que saboree el agua como el pájaro.

Nuestra sombra debía de servirnos de paraguas los días de lluvia.

El gusano se arrastra resignadamente porque tiene prometido un viaje en avión cuando sea mariposa.

La perla se forma nada más que con las escondidas ilusiones de la ostra.

Lo más misterioso del bosque es cuando se oye en su gran silencio el quebrarse de una ramita.

Hay dos tipos humanos diametralmente opuestos: los que piden sopa siempre y los que no la toman nunca.

El matrimonio es la carta de amor certificada.

El paracaidista es un muñeco ahorcado que se salva.

Alcohol puro es un agua que se emborrachó demasiado.

El beso nunca es singular.

Hay quien se pone a comer cacahuetes como si rezase el más largo de los rosarios y se comiese las cuentas.

Los fantasmas salen por un espejo y se meten por otro.

Cada estornudo apaga una velita de nuestros futuros cumpleaños.

La muy chula llevaba en la frente una S de pelo.

Es tan inédita la muerte, que el que va a morir inaugura la muerte como el primer muerto.

Aquella mujer me miro como un taxi ocupado.

Algo se juega uno al echar los dados de hielo en el vaso.

El dinero sabe guardar el más absoluto silencio para que no se note quién lo tiene.

La M siempre se sentirá superior a la N.

Al reloj parado le queda el orgullo de que dos veces al día señala la hora que es.

Nada se desmaya sobre el camino como una rueda.

La guitarra es la maja desnuda y sonora.

Todo el mar quiere salvarse en el tablón que flota.

A la luna solo le falta tener marco.

Los billetes de Banco son el papel secante del sudor del mundo.

Las columnas salomónicas danzan la danza del vientre.

Cuando el martillo pierde la cabeza, los clavos se ríen.

En el murmullo se cuecen las palabras.

El portero no la vio entrar, pero la vio salir. (Era la muerte.)

Los egipcios siempre estaban de perfil.

Psicoanalista: sacacorchos del inconsciente.

Lo primero que quiere ser un niño es contorsionista.

El ángel no mueve apenas las alas para volar.
(Nota de Jorge: si no sería un vampiro).

El ascensor está lleno de seriedad.

Bar pobre: una aceituna y muchos palillos.
(nota de Jorge: o parecido)

Al jardinero le horroriza el otoño porque se le descose todo el jardín.

En los arcos enhebra su hilo la historia.

Las flores que no huelen son flores mudas.

Los cangrejos bailan la jota en el fondo del mar.

Solo el sol puede dar vacaciones a las nubes.

Todos los pájaros son mancos.

La miope huele todo con los ojos.

Hay árboles que dan gritos verdes.

La prisa es hermana del olvidar (nota de Jorge: las cosas) las llaves.

Metía tal escándalo con su calva que se enteraba todo el mundo que había llegado.

El frío reparte prospectos de peletería.

Prefiero las puertas que aconsejan: "Empujad", que las que aconsejan "Tirad".

El gallo se sacude las alas como si sacudiese un paraguas mojado.

El caballo siempre coloca con coquetería una u otra pezuña.

Hay gabardinas que convierten en paquete postal al que las lleva.

Ojos de estatua: ojos sin hora.

La luna tiene la palidez de una chica de cabaret.

Soda: agua alegre.

Al comenzar el chubasco hay quienes creen que es un pajarito el que ha lanzado la gota.

Al andar en la oscuridad, tropezamos con la silla que nos tiene rabia.

Frente al "yo" y al "superyo" está el "qué sé yo".

La araña es un acróbata que trabajo con red.

A la luna le gusta cortarse el pelo al cero.

Los ruidos de barriga son ruidos intraplanetarios.

Burbujas: momento en que el agua entrega su alma a Dios.

El pulpo es la mano que busca el tesoro en el fondo del mar.

-¡Señor!¡El Señor! (Visita del padre)

Hay lunares que son punto y seguido y lunares que son punto final.

El hielo sólo es inmortal en el Polo.

Los galgos son tuberculosos que corren.

He visto morir a muchos de gabardina con cinturón. 
No sé por qué le interesan más a la muerte.

Todas las sábanas que guarda la luna son sábanas de hilo.

Lo malo del viento es que no tiene peine.

La K es una letra con bastón.

La manzana de Adán y Eva tenía gusano dentro, el gusano de la muerte.

El abanico es el cepo en que cae el cándido.

El capullo se abre lentamente porque espera oír el soneto a la rosa.

Freud: teoría del ojal que se escapó en busca de un botón lejano.

Lo más bonito de la bicicleta es su sombra.

La luna tiene noches en que se ve que ha estado en el instituto de belleza toda la tarde.

Casi todos los letreros luminosos están neurasténicos.

Quitarse de mala manera un grano es como provocar un volcán.

La Maja desnuda de Goya, es una almeja abierta.

Armó la pistola del cerrojo y se fue a acostar.

La luna sí que está llena de conejos blancos.

El tiempo desgasta la vuelta de las esquinas.

La luna es la gran enceradora de pisos de los lagos.

¡Qué hermoso cutis tienen los violines!

La U es la herradura del alfabeto.

Cuando nace la nueva luna, sabe trazar a la perfección su disco en el cielo, pero días después, comienza a hacerlo mal.

El corazón de la mujer es una máquina lavarropas de recuerdos.

Después del masaje que le dan al pan los amasadores sigue siendo lo que más engorda.

La vaca dice: "¡Mu! y la humedad dice: "¡Moho!"

Todos los chorizos se ahorcan.

Las flores mueren en olor de santidad.

A los pinos siempre se les están cayendo horquillas del moño.

Patrón oro internacional: la tortilla.

El orgullo de la sopa es estar muy caliente para hacernos esperar.

Radiografía: los huesos despojados de su traje de baño.

Eclipse: momento que el sol o la luna se ponen un rato gafas ahumadas.

La O es el bostezo del alfabeto.

En la vida se pierden hasta los imperdibles.

Hay una tarde deslumbradora en la playa, en que el mar pone y quita el mantel, dejando solo el salero en medio de la mesa.

No os sintáis tan confiados entre las flores, porque con las flores se hacen las coronas.

Los carteles de cine invitan al crimen y al amor.

El murciélago es el enmascarado de la noche.

La gran hazaña que rondan las hormigas es meter un piano de cola en su hormiguero.

¿Qué hace la comadreja de árbol en árbol? Lleva chismes.

La calumnia es supersónica.

Una sola mosca pone de luto todo el azucarero.

Berenjena: nombre de reina.

Los langostinos cocidos se pintan las uñas.

Luna: cinematógrafo con películas viejas.

El 46 es un número matrimonial que se va dando un paseo conyugal.

Mirando a la luna nos ponemos bizcos de soledad.

Las avellanas tienen coronilla.

Lo que hace el tenedor con más orgullo es batir huevos, pues es un favor extra que no entra en su obligación.

La tormenta es complicada: o estalla inmediatamente o si comienza a discutir se va sin estallar.

Caída de camisa en público: inauguración de estatua.

Hasta pronunciar la palabra miel es pegajoso.

Desesperado salió del casino y volvió a la sala de juego con la ficha de nácar de la luna.

Tampoco tantos aplausos después de la sinfonía porque los aplausos pueden borrar el recuerdo.

En resumidas cuentas, el Pensador de Rodin será el hombre que más tiempo ha estado sentado en el retrete.

Las flores sobre la tumba comprenden la muerte, porque ellas, cortadas y abandonadas, se sienten también muertas.

El día de la Resurrección, todos aparecerán con trajes nuevos.

El esqueleto nos sostiene como el atril sostiene la partitura.

Donde el tiempo está más unido al polvo es en las bibliotecas.

Los ríos no saben su nombre.

Hay unos hombres que no tienen bigote nada más que los sábados por la noche.

El ideal de las piedras es lavarse los pies en los ríos.

¿Por qué los relojes suenan como de acuerdo su tic-tac con otros relojes que dan su hora antes o después?

¡La hora, qué pasajera se hace en las fachadas!

Un obrero con gafas es lamentable. Por sus gafas descubre más la injusticia de su suerte, la ve mejor, la ve como un caballero, como un hombre de ciencia, como un intelectual. Esos obreros de blusa azul que gastan gafas entristecen más la esclavitud de sus compañeros y parece que merecen otro trato, que entienden de otra cosa y se han tenido que dedicar al duro trabajo por fatalidad. Apiadan sus gafas, no les hacen compañeros y se teme su mirada.

El ruido del tranvía raya el cristal de la noche.

Al verano de Castilla solo le hacen falta unos leones en libertad.

Esos tres curas que pasan juntos por el paseo lo convierten en paseo mayor cantado.

Los asfaltadores parecen lacrar la ciudad para certificarla.

Las verjas de los jardines presentan armas al que pasa.

En las aguas minerales burbujean peces invisibles, almas del silencio acuático, respiración de ranas, peces desaparecidos y últimos suspiros.

La camisa planchada nos espera con sus brazos cruzados.

Hay que tener cuidado en no pensar cosas demasiado geniales, porque el cerebro sólo está hilvanado.

El portero de fútbol parece un perro que roe el hueso de la impaciencia a la puerta de su perrera.

Una pedrada en la Puerta del Sol mueve ondas concéntricas en toda la laguna de España.

Al sentirnos mal tenemos sudor frío de botijos.

El ladrido es el eco de sí mismo.

El café es el tinte que usa el corazón para teñirse el pelo.

El primer sonajero y el hisopo final se parecen demasiado.

Es triste que el interior de los baúles esté empapelado de pasillo.

El árbol busca un corazón bajo la tierra con las manos crispadas de sus raíces.

Cuando decimos "primo segundo" tenemos algo de porteros situando a un vecino.

Lo terrible es cuando el alma se pone a hablar con el corazón en el fondo tenebroso del pecho.

El ciprés es la pluma del paisaje clavada en el tintero de una tumba.

La llama es el burro con coquetería de mujer.

En la Vía Lactea se agolpa el polvo fulgurante que levantaron en su camino las carrozas siderales de los grandes mitos.

El consomé es agua bendita caliente.

Las hormigas llevan el paso apresurado como si las fuesen a cerrar la tienda.

Alma grande es la que se da cuenta de que el perro tiene sed y le da de beber.

La mujer mira al elefante como queriéndole planchar.

Premio para el escritor: un calamar de oro.

El esqueleto es el traje de toreo de la muerte.

La q es la p que vuelve de paseo.

Tres golondrinas paradas en el hilo del telégrafo forman el broche de la tarde.

El violinista toca la última parte como si se le fuese el tren.

Lo malo es que al final se desnuca la vida.

Madrid es no tener más empeño que seguir siendo lo que se es.

Madrid es esperanza y goce de claridad de pensamiento.

Mondar una patata es como darle cuerda.

Las golondrinas juegan al tobogán del aire.

El ladrido dura hasta que el perro no varía de idea.

El mar arrastra de los pelos al río.

El jardín estaba nervioso por las cosquillas de las mariposas.

La sardina tiene cuna de plata.

Holanda: palabra que calma.

El hierro suelta sangre roja.

La obligación del corcho es quedarse con el dedo metido en la botella.

El viaje más barato es el del dedo sobre el mapa.

Toledo: caballete de gran altura para colocar el cuadro de su propio paisaje.

Gotea letras la máquina de escribir.

Dalí afina sus pinceles como si fuesen sus bigotes.

La Gioconda es la presidenta de la caridad universal.

Música moderna: una música que sale por distintas puertas.

Una greguería es el buscapiés del pensamiento.

Libro: hojaldre de ideas.

Calle moderna: sopa de letras luminosas.

El defecto de la Historia es que siempre está en varios tomos.

Grito capitalista: "¡Dos naranjas exprimidas!

Bígamo: viga para sostener dos mujeres.

El hipo viene de lejos y sin haber avisado.

El hipo destroza la hipocresía.

El espejo no sólo nos repite; el espejo nos juzga.

La G es la C que se ha dejado bigote y perilla.

Cuando bostezamos frente al espejo nos tragamos a nosotros mismos.

Un pitillo aguanta un disgusto y hasta tiene gestos de ironía, pero una pipa no lo resiste y se apaga vencida.

El que sostiene el vaso de "whisky" queda manco de ese brazo.

Hay que ponerse los guantes como caballero, no como ordeñador.

El niño cree que una cuchara es su cetro.

Al frotarse los ojos se ve a Saturno y sus satélites.

La razón pura es el queso blanco.

Las lágrimas desinfectan el dolor.

El joven cree que en todas las puertas pone: "Empuje".

Lo malo de la primera cana es que los demás pelos se contagian.

El chaleco metido por la cabeza domina al joven.

El viejo parece que está oyendo música siempre.

Locutor: el que habla con eco.

Capitalista: gimnasta de muchos teléfonos.

Motociclista en plena carrera, un enano que huye vertiginosamente.

La tos es el ladrido de los pulmones.

Colas de cine: colas de hambre de fantasía.

El frío nos asusta gritando: "¡Que viene el polo!"

La vida es así: "¿Se ha acomodado bien? Pues entonces, ¡fuera!"

El director de orquesta aletea sin alas.

La mujer nos mira como un perro dócil, pero inmediatamente nos mira como un perro rabioso.

El beso, ¿es un préstamo o un regalo?

Una cosa que no sé si ha sucedido nunca: que una golondrina se haya metido por el agujero de una guitarra colgada.

Cuando las cucharas de toda la familia arremeten con la sopa, parecen remeros de regata.

Las porcelanas nos acompañan en la vida, pero fríamente.

Todo contrato tarda un rato.

La Dama de Elche es la primera mujer que gastó auriculares.

Pez: alfiletero de espinas.

La luna es uno de esos peces redondos y pálidos que hay en el fondo del mar.

Hay mujeres que creen que lo único importante en ellas es ese poquito de sombra con que se inicia su escote.

FLORES PARA

FLORES PARA ALGERNON

Este libro te narra la historia de Charlie un discapacitado mental que a través de 17 "Informes de progresos" cuenta su evolución en una clínica mental, y fuera de ella, hasta su muerte. Al principio, escribe mal, con faltas de ortografía. Un tiempo después, le presentan a Algernon, un simpático ratoncito cuyo cerebro ha sido modificado para conseguir un CI enorme. A Charlie le harán la misma operación, con consentimiento de su madre, que más tarde conocerá. Después de la operación recibirá clases especiales de su antigua profesora de clases especiales para adultos de la que está enamorado. Cuando llega a la cumbre de la inteligencia, le llevan a un congreso en Chicago, del que huye con Algernon. Se instala en Nueva York en un piso con Algernon, al que construye un laberinto después, visitara a su familia y tendrá un "rollete" con su vecina de al lado. Al final, él y Algernon pierden su inteligencia (Nota de Jorge:retroceso del proceso). Charlie, antes de morir, pide que pongan flores en la tumba de Algernon. De ahí el título.

Este libro me ha parecido excelente. Leer la historia de una lucha de alguien es conmovedor. Es triste saber que al final no podrá ser normal, pero reconforta saber que ha luchado por ello.


Andrés Domínguez
13 años

EL AMANTE LIBERAL

(En llegando a la orilla después de la aventura mutua y evasión de los secuestradores moros del norte de África).


- De todo esto que he dicho quiero inferir que yo le ofrecí mi hacienda en rescate, y le di mi alma en mis deseos; di traza en su libertad y aventuré por ella, más que por la mía, la vida; y todos estos que en otro sujeto más agradecido pudieran ser cargos de algún momento, no quiero yo que lo sean; sólo quiero lo sea éste en que te pongo ahora.

Y diciendo esto, alzó la mano y con honesto comedimiento quitó el antifaz del rostro de Leonisa, que fue como quitarse la nube que tal vez cubre la hermosa claridad del sol, y prosiguió diciendo.

- Ves aquí, ¡oh Cornelio!, te entrego la prenda que tú debes de estimar sobre todas las cosas que son dignas de estimarse; y ves aquí tú, ¡hermosa Leonisa!, te doy al que tú siempre has tenido en la memoria. Ésta sí quiero que se tenga por liberalidad, en cuya comparación dar la hacienda, la vida y la honra no es nada. Recíbela, ¡oh venturoso mancebo!, recíbela, y si llega tu conocimiento a tanto que llegue a conocer valor tan grande, estímate por el más venturoso de la tierra. Con ella te daré asimismo todo cuanto me tocare de parte en lo que a todos el cielo nos ha dado, que bien creo que pasará de treinta mil escudos; de todo puedes gozar a tu sabor con libertad y quietud y descanso, y plega al cielo que sea por luengos y felices años. Yo sin ventura, pues quedo sin Leonisa, gusto de quedar pobre, que a quien Leonisa le falta, la vida le sobra.

Y en diciendo esto calló, como si al paladar se le hubiera pegado la lengua; pero desde allí a un poco, antes que ninguno hablase, dijo:

- ¡Válame Dios, y cómo los apretados trabajos turban los entendimientos! Yo, señores, con el deseo que tengo de hacer bien, no he mirado lo que he dicho, porque no es posible que nadie pueda demostrarse liberal de lo ajeno: ¿qué jurisdicción tengo yo en Leonisa para darla a otro? O ¿cómo puedo ofrecer lo que está tan lejos de ser mío? Leonisa es suya, y tan suya, que, a faltarle sus padres, que felices años vivan, ningún opósito tuviera a su voluntad; y si se pudieran poner las obligaciones que como discreta debe de pensar que me tiene, desde aquí las borro, las cancelo y doy por ningunas; y así de lo dicho me desdigo, y no doy a Cornelio nada, pues no puedo; sólo confirmo la manda de mi hacienda hecha a Leonisa, sin querer otra recompensa sino que tenga por verdaderos mis honestos pensamientos, y que crea dellos que nunca se encaminaron ni miraron a otro punto que el que pide su incomparable honestidad, su grande valor e infinita hermosura.

Calló Ricardo en diciendo esto, a lo cual Leonisa respondió en esta manera:

- Si algún favor, ¡oh Ricardo!, imaginas que hice a Cornelio en el tiempo que tú andabas de mí enamorado y celoso, imagina que fue tan honesto como guiado por la voluntad y orden de mis padres, que, atentos a que le moviesen a ser ni esposo, permitían que se los diese; si quedas desto satisfecho, bien lo estarás de lo que de mí te ha mostrado la experiencia cerca de mi honestidad y recato. Esto digo por darte a entender, Ricardo, que siempre fui mía, sin estar sujeta a otro que a mis padres, a quien ahora humildemente, como es razón, suplico que me den licencia y libertad para disponer de la que tu mucha valentía y liberalidad me ha dado.

Sus padres dijeron que se la daban, porque fiaban de su discreción que usaría della de modo que siempre redundase en su honra y en su provecho.

- Pues con esa licencia -prosiguió la discreta Leonisa- quiero que no se me haga de mal mostrarme desenvuelta, a trueque de no mostrarme desagradecida; y así, ¡oh valiente Ricardo!, mi voluntad, hasta aquí rescatada, perpleja y dudosa, se declara en favor tuyo, porque sepan los hombres que no todas las mujeres son ingratas, mostrándome yo siquiera agradecida. Tuya soy, Ricardo, y tuya seré hasta la muerte, si ya otro mejor conocimiento no te mueve a negar la mano que de mi esposo te pido.

Quedó como fuera de sí a estas razones Ricardo, y no supo ni pudo responder con otras a Leonisa, que con hincarse de rodillas ante ella y besarle las manos, que le tomó por fuerza muchas veces, bañándolas en tiernas y amorosas lágrimas. Derramólas Cornelio de pesar, y de alegría los padres de Leonisa, y de admiración y de contento todos los circunstantes. Hallóse presente el obispo o arzobispo de la ciudad, y con su bendición y licencia los llevó al templo, y dispensando en el tiempo, los desposó en el mismo punto. Derramóse la alegría por toda la ciudad, de la cual dieron muestras aquella noche infinitas luminarias, y otros muchos días la dieron muchos juegos y regocijos que hicieron los parientes de Ricardo y de Leonisa.

Todos, en fin, quedaron contentos, libres y satisfechos, y la fama de Ricardo, saliendo de los términos de Sicilia, se extendió por todos los de Italia y de otras muchas partes, debajo del nombre del amante liberal, y aun hasta hoy dura en los muchos hijos que tuvo en Leonisa, que fue ejemplo raro de discreción, honestidad, recato y hermosura.


El amante liberal, Miguel de Cervantes

LA MAYORINA

LA MAYORINA DE LA LIBERTAD

Había guerra,
había amo,
y había esclavos.

Había individuo
que engordaba
a costa del colectivo.

Me dije antes paz que libertad,
sí por la generosidad del fuerte,
sí por la sumisión del débil,
pero esto no podía durar mucho.

Y el pueblo se moría de enfermedad,
el pueblo no tenía ni tiempo para respirar,
por eso la paz era menina.

EL APOCALIPSIS

FEBRUARY 19, 2014

EL APOCALIPSIS

EL CONOCIMIENTO DE LA VERDAD EVANGÉLICA, LA FE POR SI ACASO, LA LOCURA Y TRES PUNTOS SUSPENSIVOS...
EL CONOCIMIENTO DE LA VERDAD Y LA OSCURIDAD..
LA MISMA VERDAD GOLPEANDO.

Pero el Papa Francisco habla de Misericordia...

HERMES Y SUS HIJOS

HERMES Y SUS HIJOS: RAFAEL LÓPEZ-PEDRAZA

Quizá sea nueva para el lector la forma en que uso conectar y hacedor de conexiones.
Hermes es conocido como el mensajero de los dioses.

Hermes es un dios de transformación.

De igual modo, la psicoterapia, el interés fundamental de este libro, se enfoca dentro de una concepción que traspasa los límites del tratamiento analítico: nuestra supervivencia requiere que vivamos nuestra vida como si fuera una psicoterapia permanente, dándole prioridad a nuestra psique y alude a su naturaleza única y lo que no lo es, y dejándole vivir los sentimientos y emociones que la alimentan.

Hermes y sus hijos está dirigido al terapeuta que instintivamente percibe que su práctica depende del encuentro de dos psiques propiciado por Hermes; encuentros psíquicos y herméticos mediante los cuales se puede producir la curación.

Éste es el ámbito de Hermes: mensajero de los dioses, maestro de la persuasión, maestro de la ladronería, guía de las almas, preceptor de Asclepio y compañero interior del terapeuta en medio de la soledad de su rutina diaria.

Este libro está dirgido al lector culto que en su soledad siente el vacío y la estupidez de la época que le ha tocado vivir y que sabe, secreta y herméticamente, que su vida toma cierto sentido cuando Hermes, en esos momentos inciertos, le toca misteriosamente con su vara de oro.

Mis reflexiones provienen, básicamente, de mi práctica como psicoterapeuta; una psicoterapia que le concede rango primordial a Hermes, y cuya fundamental preocupación es el movimiento psíquico -evidentemente, o nos movemos psíquicamente o sufrimos de estancamiento psíquico-.

En los estudios actuales de psicología profunda, las contribuciones más ponderadas tienden a ampliar el estudio de los arquetipos y esto, a su vez, vivifica los estudios de mitología.

La primera visión de Hermes que nos ofrecen nuestros estudiosos es la del "montón de piedras". Los montones de piedras se colocaban a un lado de los caminos para señalizarlos; también demarcaban los linderos entre villas, ciudades y regiones; marcas que fijaban los límites y la fronteras. Estos montones de piedras, usados para señalar los caminos y fronteras geográficas, eran también altares primitivos consagrados a Hermes. En realidad, el montón de piedras es la imagen arquetipal de un dios. Y por eso podemos decir que este dios, Hermes, "Señor de los Caminos", como llegó a conocérsele, señala también nuestros caminos y linderos psicológicos: marca las bordelines de nuestras fronteras psicológicas y limita el territorio de nuestra psique donde comienza lo extraño, lo ajeno.

Hermes hacía su epifanía como dios del comercio en aquellos primitivos altares fronterizos. En tiempos pretéritos -al igual que en nuestra psique hoy día-, el comercio de Hermes tuvo elementos de silencio, engaño y robo; elementos siempre importantes en el comercio cotidiano y también en el comercio con lo desconocido en las bordelines de nuestra psique.

Aunque, como veremos más adelante, en ese trueque o comercio en las bordelines psíquicas, Hermes puede, por igual, guiarnos o descarriarnos.

Consultemos la inigualada versión de Hermes que nos da Otto en The Homeric Gods, con el fin de llevar más adelante nuestra reflexión psicoterapéutica y asegurar un mejor conocimiento de sus cualidades:

"Pero su extraordinaria destreza le convierte también en el ideal y el patrón de los sirvientes. Todo lo que puede esperarse de un servidor diligente -habilidad para encender el fuego, cortar los troncos, asar y trinchar la carne, escanciar vino- viene de Hermes, cuyas cualidades le hicieron un servidor tan eficiente de los olímpicos".

Continúa luego Otto: "Admitido, éstas no son artes dignas [...] Y, "si comparamos a Hermes con su hermano Apolo o con Atenea, notaremos una cierta falta de dignidad en él". Sin embargo, "aunque su mundo no es digno y, en sus manifestaciones características, él produce una impresión definitivamente indigna y ambigua; aun así -y esto es verdaderamente olímpico-, Hermes se halla muy distante de lo vulgar y de lo repulsivo.

¿Cómo podremos conectarnos con esa elevada proporción de pacientes que acude al analista a discutir, en primer lugar, los episodios indignos de sus vidas? Con Hermes.

Volviendo de nuevo a Otto, nos dice: "El mundo de Hermes de ningún modo es un mundo heroico". Y lo respalda como sigue:

"Odiseo y Diómedes invocan a Atenea durante su aventura nocturna y la diosa acude. Pero Dolón, quien se prepara para una aventura similar aquella misma noche, y cuyo respaldo no reside en el espíritu del heroísmo sino más bien en el ingenio, la astucia y, sobre todo, en la suerte, se encomienda, en el Reso de Eurípedes, a Hermes, quien ha de conducirle a su destino y lo traerá de regreso a salvo.

Otto dice específicamente de Hermes que es "de los dioses, el más amistoso con los hombres", evidentemente, una característica única de Hermes. Y añade, "[...][él] es un genuino olímpico. Su esencia posee la liberalidad, la libertad y el brillo por los que reconocemos el reino de Zeus [...]" Aunque olímpico, Hermes es diferente de las otras deidades del Olimpo. Hemos discutido su aspecto bordeline, una característica que por sí sola le diferencia de los otros dioses, quienes parecen ser el centro de aquellos aspectos específicos del vivir en los que han impreso su huella. Por su parte, Hermes penetra el mundo entero gracias a su capacidad de establecer conexiones. Desde su borderline se relaciona con las esferas de los otros dioses y tiene comercio psíquico con ellos. Él es el hacedor de conexiones y el mensajero de los dioses.

El aspecto borderline de Hermes propicia su amigabilidad, o para decirlo en términos más arquetipales, es el que mantiene la actitud más amistosa hacia los otros dioses. Él no pelea con los otros dioses y diosas cuando éstos se hallan ocupados luchando entre sí por sus centros, por sus atributos centrales. Hermes no tiene necesidad de pelear por su centro; él no lo tiene.

El poema "Plegaria a Hermes" de Robert Creeley es una epifanía de Hermes en ese sentido; he aquí los versos iniciales:

Hermes, dios
de astillas cruzadas,
destino cruzado,
protege estos pies.

Yo te venero. La imaginación
es el prodigio
de lo real, y estoy
penosamente afligido por

las dobleces del diablo,
de las dos, de este
vivir a medias,
esta media luz.

Del propio Hermes, nos dice: "Está en su naturaleza no ser parte alguna ni tener residencia permanente; siempre caminando de acá para allá..."

Otto nos describe otra forma en que Hermes hace su epifanía:

"Pero la maravilla y el misterio peculiares de la noche pueden aparecer durante el día como una sombra imprevista o una sonrisa enigmática. Ese misterio de la noche que aparece durante el día, esa oscuridad mágica a pleno sol, es el reino de Hermes, a quien la magia, en épocas posteriores veneró con razón como maestro. En el sentir popular, ese misterio se anuncia en aquellos notables silencios que nos invaden en medio de las conversaciones más animadas; en esos momentos, se decía, Hermes había entrado en la habitación. Ese raro momento podía presagiar mala suerte u ofrenda amistosa, o alguna coincidencia feliz y maravillosa".

La alquimia formaba parte de su propia tradición histórica. Por eso Jung se sumergió en los tratados alquímicos, a hacer Mercurio con Mercurio.

Es evidente que ni siquiera llegaron a sospechar que en la sexualidad hay dioses -particularmente Hermes, el hacedor de conexiones- además de instintos e historia.

El lector no tendrá mayor dificultad en vivenciar esta escena de importancia clave para la concepción de la psicología moderna: en el lado de Freud, la transferencia constelizando poder en el analista tras una simple fachada de autoridad, disfrazando sus limitadas nociones de la naturaleza (Freud no quiso contarle un sueño a Jung, que lo psiconalizara...); en el lado de Jung, la repentina vivencia hermética reflejando la ruptura emocional de una relación. Subyacentes a la escena están dos dioses diferentes: el dios de la sumisión y un dios inferior, Hermes, que rápidamente establece conexión con un acontecimiento íntimo y que no se somete, ni siquiera a su padre.

Y podemos estar de acuerdo, la necesidad de una transferencia, la dependencia, el manejo de la transferencia, las técnicas transferenciales....Uno sospecha que probablemente están más interesados en el poder.

Esto exige del analista fortaleza y delicado arte, pues generalmente la imaginería de Hermafrodito es repulsiva. La conciencia hermafrodítica no pertenece al yo.

Camillo vio a Prometeo (el robador del fuego de los dioses) como el portador de lo que el hombre hace por necesidad y, yo añadiría, por supervivencia. Hermes roba, y luego sacrifica a los dioses todo lo robado. Prometeo, en cambio, al sacrificar a los dioses, roba y engaña.

El engaño pertenece a un dios. Todos los dioses son importantes, pero el dios de las trampas y de los tramposos es de importancia fundamental en el legado psicológico junguiano. En su engaño, Hermes mostró pericia y desvergüenza, y ambas facetas son parte importante de su naturaleza. Apolo está interesado en detectar la falsedad y en la búsqueda de la verdad; es el dios de la moderación; cualidad que su hermano no demuestra cuando miente. Apolo rige la limpieza ritual. Hermes se presenta como un tramposo que acepta esa realidad; una realidad muy diferente a la de su hermano Apolo. Se sabe que el conflicto entre la conciencia rectora (equivalente a Zeus y Apolo) y el inconsciente (equivalente a Hermes) es medular en psicoterapia. El secreto de este tipo de engaño consiste en que es hermético. Hermes jamás caería en la trampa de hablar a su hermano mayor y a su padre desde el punto de vista de la conciencia rectora que ellos representan. Apolo trata de poner control a los movimientos de Hermes. Evidentemente, tiene miedo de algo muy ajeno a sí mismo y que está más allá de su comprensión -la habilidad de Hermes para matar dos vacas el mismo día de su nacimiento-. Hermes, en consonancia con su naturaleza, se deshace de la sujección de su hermano.

Hermes nos dice, de manera muy clara, que la envidia no forma parte de su naturaleza. Sobre todo Bárbara Hannah quien en sus conferencias trató el "mal de ojo" como una expresión física de la envidia. El ostracismo era la pena que se imponía a alguien que llegase a causar demasiada envidia. Lo absoluto nada tiene que ver con Hermes. Esos seguidores no se han mantenido dentro de las constantes del arquetipo -mostrar el camino y descarriar-, ese eje dual, característico tanto del pastor interior como del pastor exterior.

Desde Orfeo hasta Nietzsche y Jung, es sabido que el intento de reunir esas naturalezas opuestas se tradujo, en el caso de Orfeo, en un mito de destrucción, en el de Niertzsche, en un ingrediente de su locura, y en el de Jung en la vivencia de un posible aparecer de la destrucción y la locura (Nota de Jorge: DE LA LEY DEL AZAR).

Apolo es paranoico y teme ser robado por Hermes. Pero, al mismo tiempo, es él quien nos dice, en el diálogo, que Hermes tiene "el honor, concedido por Zeus, de estar a cargo del comercio entre los hombres..." Los historiadores nos hablan del antagonismo entre el comercio y el poder despótico. Los historiadores nos relatan que cuando la relación entre el poder central (el rey) y los mercaderes es fluida y cooperativa, el reino es próspero; pero, cuando el poder gobernante se torna despótico, surgen antagonismos y conflictos serios entre el gobierno y el comercio, y la prosperidad del reino se estanca. A lo largo de la historia, el despotismo ha bloqueado el comercio, y esto que es válido para la historia de la economía, lo es también para la psique.

La relación entre los dos hermanos mejora cuando Hermes promete que "nunca más robaría nada que el Arquero poseyera, ni siquiera volvería a acercarse a su sólida casa". Con esta promesa se deslindan sus dos campos, lo cual, por supuesto, tranquiliza a Apolo y le inclina a amar a Hermes más que a nadie. La delimitación de sus campos de acción, la definición de sus fronteras, suscita un movimiento hacia el amor.

El presagio nos da una sensación de pronóstico, de presentimiento. Recibimos un aviso que nos conecta con nuestra naturaleza, y que siempre se encuentra dentro de los límites de nuestra propia historia. Podemos imaginar el discurrir de un hombre por los oscuros caminos de la vida, guiado o descarriado por Hermes y ávido de un augurio instintivo que marque sus movimientos a lo largo de la ruta. Este tipo de augurio, de guía, conecta al hombre con su naturaleza, y al mismo tiempo, surge de ella en momentos en que la supervivencia se ve amenazada.

Muerte es muerte -el permanente y terrible opuesto de la vida-, aun cuando la cultura occidental, generalmente hablando, haya reprimido de manera sistemática su significado para la psique. Esa libertad me permite imaginar la muerte en esos oscuros "tiempos primordiales" a que hace alusión el Himno, y le permite a mi propio primitivismo leer e imaginar los tiempos primordiales como si se tratara de un trozo de pensamiento mítico: el hombre primordial, lleno de un profundo respeto y horror ante la muerte, al darse cuenta de qué es realmente: muerte, el impacto devastador que por vez primera le hizo tomar conciencia de sí mismo; el shock que comenzó a hacerle humano; el despertar del instinto de reflexión; el comienzo de la vida psíquica, la cultura y la creencia religiosa. Quiero ver esta conciencia primordial de la muerte como un aspecto esencial de las complejidades psico-biológicas que contribuyeron a que apareciera el habla. La conciencia -la primera- de la muerte puso las bases de la psique humana.

Jung y sus seguidores han sido los únicos que se han interesado en el puer aeternus; pero lo han considerado como un arquetipo de dos cabezas: la oposición complementaria del puer y el senex; la infancia y la adolescencia en oposición a la edad adulta y la vejez. Cuando una conciencia regida por el puer se ve en la necesidad de confrontar la muerte en un sentido religioso, aparece de inmediato la inclinación a salirse de la realidad emocional de la muerte. La historia religiosa del hombre occidental ha estado más preocupada con la resurrección que con la muerte.

Hermes puede aceptar hasta el juego pornográfico de la mente. En la escena de los amores a escondidas de Afrodita y Ares. La imagen descubre una actitud libidinosa en Hermes y otra fuertemente represiva en Poseidón cuya reacción nos parece mojigata y escandalizada propia de quien es incapaz de disfrutar el humor sexual implícito en la situación, tal y como lo hacen los otros dioses. No es difícil observar en este dios elementos característicos de la compulsión. Poseidón gobierna el mar, los ríos y los manantiales, los cuales desconocen la calma, incluso cuando aparentan estar en reposo. De modo que él es una imagen propicia para vivenciar la función natural de la compulsión. Recordemos que Poseidón construyó las murallas de Troya "con gran fatiga", lo cual es una imagen tanto de protección como de compulsión. Poseidón, como elemento de la historia sexual narrada por Homero, demuestra repulsión hacia la imaginería de la sexualidad y una necesidad compulsiva por deshacerse de ella cuanto antes.

(Nota de Jorge: verdades superiores y formalidades nos pueden llevar de una manera inteligente(hablamos de vida?) a controlar, desviar e incluso la castidad (escoger por virtud) de la sexualidad.

Esto se hace evidente en los casos dominados por la imaginería de la posesión diabólica, y tiene importancia considerando los numerosos casos en que esta imaginería domina el escenario de la patología. Podríamos concebir lo que aquí estamos tratando como un intento de transformar el diablo en Pan. En psicología, lo referimos todo a la naturaleza humana, y pese a ello, solemos olvidar que somos parte de la Naturaleza (nota de Jorge: que emana con forma de espíritus corporales). Quizá el uso de la palabra Espíritu sea en parte causa de este olvido (Nota de Jorge: ¿vamos a obviar la realidad del Espíritu Santo? yo tengo amor a EEEL-Tercera Persona más que creencia y no lo llamo fe porque este término no lo alcanza y ciega, entonces sí suave y particularmente es fe, porque la fe es como la dignidad, no es colectiva aunque se desarrolla en el colectivo, pero muchos casos individuales sin Espíritu dan lugar a un pueblo vacío... a devorar por los ángeles (los individuos) y Dios (el pueblo)

Ya sabemos que Hermes no es un héroe; por lo tanto, la ninfa de la naturaleza no debería ser considerada con relación al heroísmo o la redención, sino asociada con relación el aspecto indigno de la vida.

Los escritores clásicos, en muchas ocasiones, han narrado situaciones como ésta, en la que un dios, o una diosa, participa en la concepción de un mortal como progenitor. Homero registra la historia de una situación real, en la cual la psicología de una de las dos figuras progenitoras se atribuye a un dios, Hermes. Incluir a un dios o una diosa en la genealogía de alguien imprime una huella y marca el significado de toda una vida. Empero, tan pronto como la historia y la cultura se vieron dominadas por la genealogía paterna, concreta y directa, a causa de la presión ejercida por la fantasía del único dios verdadero, esa huella se desvaneció -el "todos somos hijos de Dios"- De esa forma, la participación de dioses y diosas en la genealogía de los hombres pasó al inconsciente colectivo. Pero el inconsciente es precisamente el campo de la psicología junguiana, el ámbito donde la psicología debe explorar.

Hermes es el dios de la sexualidad, incluyendo la sexualidad fácil y el amorío pasajero. La posibilidad de que la sexualidad maníaca sea un movilizador de la psique aún no ha sido percibida (?)

En el análisis de la imagen clásica de Hermes persiguiendo a una ninfa hemos ampliado nuestra vivencia de la imagen hasta el punto en que raya con el rapto, manteniendo la borderline entre rapto y persecución. El rapto puede aparecer bien como un movilizador psíquico o bien como lo que, desde el punto de vista de la conciencia colectiva, cae dentro del contexto de lo criminal (Nota de Jorge: prostitución y aborto...)

Si intentamos evocar, por ejemplo, los temas profanos tratados con más frecuencia en Italia durante esa época [siglos XV y XVI], lo que nuestra memoria nos presenta son escenas de seducción o de rapto, de amor o de embriaguez...

LISTADOS, MOTEADOS Y MANCHADOS

LISTADOS, MOTEADOS Y MANCHADOS

La literalidad de la ley sólo se da en un caso, en el imperativo "no les hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti". Engaños, hurtos, novatadas nos hacen esclavos y no nos dejan respirar. Nuestro pacto reside en la libertad, atributo del bien. Ninguno se salva.