Cuentan que la Virgen vino desde Casbas de Francia queriendo este pueblo escoger y desde entonces es invencible baluarte que protege la vida y la fe de los ayerbenses, invocándola en momentos de prueba y confiando en su amor maternal. Comienza la fiesta el sábado con gran verbena que se alarga hasta el domingo con almuerzo y comida en la ermita.
En Ayerbe podrá disfrutar el huésped o viajero de su gastronomía y especialidades propias. En la villa y cercanías, restaurantes distinguidos ofrecen una cocina original en la tradición y últimas novedades. Además, establecimientos de comida casera y bares de tapas completan un menú para todos los gustos.
Palacio de los Marqueses de Ayerbe[editar]
Palacio de los Urriés hoy Palacio de la música "el Pilar".
También conocido por
Palacio de los Marqueses de Urriés es un gran edificio del Siglo XV con elementos gotizantes y restos de un patio interior renacentista. Situado en el centro de la población, es símbolo de identidad de la misma. Es una construcción de sillares cuidadosamente cortados, con entrada bajo arco de dovelas y escudo de armas.
Fue finalizado en tiempos del emperador
Carlos I de España por el señor de la baronía de Ayerbe, don Hugo de Urriés, y su esposa Greyda de Lanuza.
Durante la
Guerra de la Independencia sirvió de fortificación a los franceses. A principios del Siglo XX es propietaria la familia Coiduras. Declarado
Monumento Histórico Artístico el
3 de junio de
1931, fue transformado en floreciente comercio hasta la década de los años
1970. A principios del
siglo XXI, Mª José y Marta Coiduras venden el palacio a José Mª Romeo y su mujer Carmen Ruiz. Tras casi cuatro años de acondicionamientos, en julio de
2004 abrió sus puertas como escuela privada de música con el nombre de
Palacio de la Música “El Pilar”.
Torre del reloj[editar]
Levantada en
1798, es un edificio exento que está situado en la plaza, junto al Palacio. Es construcción única en las comarcas del contorno, diferenciado de la iglesia o Ayuntamiento. Fábrica de sillares de un cuerpo liso que tiene una sencilla puerta adintelada.
Es obra de Tomás Gállego y se levantó con los restos de la torre de la parroquia de Santa María de la Cuesta, que desapareció entre
1750 y
1798, y con el fin de suplir a dicha torre, puesto que tenía, desde
1563, reloj y campana horaria.
Iglesia de San Pedro[editar]
Iglesia de San Pedro Apóstol.
Construcción de sillería, sillarejo, ladrillo y tapial, ofrece obra de varias épocas. Nave de cinco tramos y capilla mayor poligonal. La decoración del interior del templo es de concepción neoclásica. Hay coro a los pies sobre lunetos y con frente de
arcocarpanel. Fachada con decoración programada, toda ella es de piedra y concentra su decoración en la portada. La portada está protegida, en el interior, por un biombo de madera, de tableros lisos. La iglesia, hoy, no tiene torre. Su fábrica es del S.XVI, conservando obras de diversas épocas. Cuenta con un
museo religioso importante y un órgano, de trompetería vertical y horizontal, de mediados del S.XIX.
Era la iglesia del convento de dominicos, advocación de Nuestra Señora del Remedio, fundado por don Hugo de Urriés y Ximénez de Cerdán, VIII Señor de la Baronía de Ayerbe, y su mujer doña Greyda de Lanuza, poniendo la primera piedra el año 1543 y se acabó en 1548 habiendo fallecido Hugo. Tomó posesión del convento Fr. Tomás Esquibel, prior de Predicadores de Zaragoza y vicario general de la
Corona de Aragón, trayendo consigo a once religiosos. La consagración la ofició don Francisco de Urriés, obispo de Urgel, dedicando el templo en honor de la Anunciación de Nuestra Señora, con el título del Remedio.
En el presbiterio de la iglesia, se construyó el panteón para la familia Urriés. La iglesia se comunicaba con el palacio por un camino largo cubierto.
Como consecuencia de la Desamortización, el convento fue abandonado por los religiosos dominicos y destinado a posada. Su biblioteca y demás objetos de valor desaparecieron.
Durante la Guerra de la Independencia, los franceses se encerraron y atrincheraron en la iglesia y torre
campanario del referido edificio. En
1810 las tropas nacionales no tuvieron otro remedio que prenderle fuego para que la desalojaran las tropas napoleónicas.
El día
11 de abril de
1855 se inauguró como parroquia de San Pedro, después de repararse y acondicionarse, bajo la tutela del arquitecto Ramón Villanueva, con una subvención del Gobierno de la reina
Isabel II, merced a las activas gestiones del entonces párroco Don Jaime Borra y las diligencias practicadas por el ayerbense Don Mariano Soler, por entonces Magistrado de Pamplona.
El
25 de febrero de 1861 un incendio destruyó el retablo del altar mayor, que fue regalo del marqués de Ayerbe. Desde el
26 de mayo hasta el
10 de octubre de
1866realizaron el actual retablo por obra del escultor Eugenio Serrano, cuyas imágenes elaboró José Pueyo.
En la década de los 80 del siglo XIX, desmontaron la torre de esta iglesia y en mayo de
1968 inauguraron la nueva configuración del altar mayor, después de la reforma que le dio el aspecto actual.
Torre de San Pedro[editar]
Planos de la Colegiata de San Pedro.
Edificio adosado a los restos de la antigua colegiata, desaparecida en el s. XIX. Su fábrica es de sillería que conserva marcas de cantero al exterior y al interior. Tiene tres cuerpos, de los cuales los dos últimos son el campanario. El edificio de la torre es románico, del s. XII, y fue declarado Monumento Arquitectónico-Artístico el
14 de julio de
1924.
La Colegiata de San Pedro, con acuerdo afirmativo del Supremo Consejo de Castilla, tuvo que ser demolida por los ayerbenses porque amenazaba inminente ruina. A principios del siglo XIX, la bóveda comenzó a resentirse y a abrirse, ya que sus puntos de apoyo no resistían el empuje que recibían, de tal forma que se empezó a agrietar, por lo que el Cabildo eclesiástico se abstenía cuanto podía de hacer celebraciones en ella pasándolas a la iglesia del convento dominico.
Hospital viejo[editar]
Edificio sencillo, construido en sillería y tapial con arco de medio punto de dovelas para entrada y tres ventanas coronadas con un sencillo frontón.
Castillo musulmán[editar]
En lo más alto del cerro, en cuyas faldas está el pueblo, hay restos de una construcción que se remonta a época musulmana y debió ser rehecho tras la reconquista. Sólo llegan a nosotros unos muros de sillería que aparentemente son muros de contención del terreno. Configuran una planta irregular y se conserva un aljibe.
Son restos de una iglesia románica que se construyó en época medieval y que formaba parte del castillo. Fue construcción de sillares, de los cuales algunos conservan la marca de cantero. Era edificio exento que estaba acomodado al desnivel del terreno mediante obra de cantería. Tuvo una nave de tramo único con
ábside cubierto con
exedra de la que solamente queda el arranque. La
bóveda está completamente hundida, siendo imposible determinar cuál era su arco.
Ermita de San Miguel[editar]
Con la última reconstrucción a finales del Siglo XX, es edificio exento con obra de sillería de una nave de dos tramos y capilla mayor. Ésta, que tiene ábside semicircular, está cubierta con bóveda de cañón. Los tramos están cubiertos con lunetos y tienen vanos adintelados. En el interior, la cornisa que recorre el recinto es de inspiración neoclásica. En la parte baja, el entorno es recorrido por un banco trabajo de albañilería. El banco que recorre el ábside es el original
románico y tiene el ángulo bordeado con un
bocel. La entrada es de arco rebajado y está protegida por un pórtico cubierto con maderos y abiertos al frente con puerta adintelada.
Ermita de Nuestra Señora de Casbas[editar]
Es construcción de sillares regularmente cortados. Es una nave de cuatro tramos y capilla mayor, que en planta solamente esta diferenciada por una cancela de separación, y en bóveda por la decoración pictórica. Todos los tramos están cubiertos con lunetos que tienen vanos en el muro de mediodía. Son de arco de medio punto al exterior y adintelados al interior. El recinto está recorrido en todo su contorno por un banco de madera apoyado en el muro, y con soportes torneados. El coro queda a los pies, en alto, sobre lunetos y tiene frente de arco de medio punto embebido en los muros. El interior del templo presenta un conjunto destacadamente barroco por la decoración mural con la que armonizan los otros elementos. La
decoración pictórica, de autor desconocido, es toda de una mano y ofrece un programa iconográfico completo. La
entrada es de un arco de medio punto, con portón de madera claveteada que tiene fecha de
1700. Está protegida por un pórtico cubierto con bóveda de medio cañón, abierto al frente con arco de medio punto. Esta fachada del pórtico queda enmarcada por pilastras semiempotradas lisas que sostienen una estructura adintelada, bajo la cual las enjustas tienen puntas de diamante, y que, a su vez, sostienen un frontón delimitado con
molduras de inspiración barroca.
Nuestra Señora de Casbas es talla románica.
Ermita de Santa Lucía[editar]
Es edificio exento del
siglo XII, construido en sillería que conserva las marcas de cantero. Tiene una nave de tramo único cubierto con bóveda de cañón. En ella se pintaron tres arcos fajones que diferencian cuatro tramos. La capilla mayor está cubierta con exedra. La entrada está a los pies y es un sencillo arco de medio punto sin ornamentación.
Ermita de San Pablo[editar]
Su fábrica es de sillar en fachada y sillarejo en laterales. Es de una nave de cuatro tramos con capilla mayor únicamente diferenciada por estar elevada con respecto a la nave. Los tramos están separados por arcos de diafragma, deformados en la actualidad, que sostienen la cubierta a dos aguas. La entrada es de arco de medio punto de ladrillo.
Según el libro de cuentas de la cofradía de San Pablo Apóstol, las noticias documentales más antiguas que se tienen de esta ermita y de su cofradía son de
1618, aunque ambas existían con anterioridad.
Al entrar el siglo XIX se acometieron obras de reconstrucción de la ermita siendo sufragadas con limosnas y colaboraciones de trabajo personal.
En
1811 se hizo la sacristía, que costó 63 libras jaquesas y en cuya obra se emplearon baldosas y tejas extraídas del convento de dominicos; la calajera para guardar los ornamentos; se obró la replaceta frente a la entrada, se arregló el camino, etc.
Junto a las aportaciones que hacía el pueblo, están también las de la nobleza: merece citarse el destacado papel jugado por la marquesa, viuda del II marqués de Ayerbe, María Josefa de Azlor y Villavicencio, quien ingresó en la cofradía el año
1802 en unión de sus familiares más próximos. Las diversas aportaciones en metálico que efectuó significaron un gran alivio para la economía de la Cofradía. En
1815 la marquesa de Ayerbe corrió con los gastos de impresión de las estampas que se hicieron con la escena del lienzo central del retablo y, en
1817, la marquesa Juana Bucareli, viuda del III marqués de Ayerbe, regaló una casulla morada. Asimismo contribuyeron repetidas veces la marquesa de Lierta y Rubí y el conde de Contamina con diferentes limosnas en metálico y materiales.
En 1810 se hicieron trabajos para repelar el exterior de la ermita y en
1814 fue preciso desmontar el tejado para solventar el problema de las goteras. La casa del ermitaño se comenzó a edificar en noviembre de
1824.
La Cofradía fue dotando a la ermita de todo lo necesario para el mejor desarrollo del culto divino: libros, ornamentos, bancos, un armario y una mesa en la sacristía. El interior fue enlucido y pintado. En
1818, se compró por 10 libras, 25 sueldos y 18 dineros jaqueses, un relicario de plata, obrado en Huesca, para contener reliquias de San Pedro y de San Pablo, provistas de sus correspondientes auténticas.
De las dos lámparas que ardían ante el altar mayor de la ermita, el ayerbense fray Romualdo de Santa Leticia, carmelita descalzo del Colegio de Huesca, entregó en
1810 la mejor de ambas. Se compró en 3 libras, 3 sueldos y 12 dineros jaqueses con la condición de que si los religiosos regresaban al convento y la reclamaban había que dársela, devolviendo éstos los 3 duros pagados por la cofradía, que a eso equivalía el importe reseñado en moneda aragonesa.
A finales del siglo XIX fue necesario obrar nuevamente en el edificio para preservarlo de la ruina.
Palacio de los Luna[editar]
El Palacio de los Luna destaca entre el caserío de la población por ser una buena muestra de
arquitectura renacentistaaragonesa. Tiene escudo. Su fábrica es de sillares y las fachadas están rematadas con la típica galería de arquillos de ladrillo, que aquí son aplantillados. El tejado vuela sobre alero de madera.
Casa Normante[editar]
Casa Normante, está situada en el nº 3 de la plaza Ramón y Cajal. Se trata de uno de los edificios más interesantes y singulares que hay en Ayerbe, por reunir una serie de características que lo distinguen del resto.
Posiblemente fue construido en el
siglo XVI. Su fachada es de admirar por la sencillez y sobriedad de sus líneas, que le confieren cierto carácter; toda ella es de piedra sillar, material muy empleado por los maestros constructores de la Bal de Ayerbe en los siglos XVI, XVII Y XVIII.
La entrada consiste en un arco de medio punto compuesto por 13 largas y estrechas dovelas (caso único en Ayerbe); en la dovela clave campea un escudo, cuartelado, timbrado por un círculo donde está insertada una cruz griega que termina en brazos flordelisados. Mitad arco fue cegado con sillares y la otra mitad fue repicado para adaptarlo al hueco de la puerta actual, haciéndolo adintelado. En la misma planta baja, más hacia la izquierda, existe una puerta adintelada.
En la primera y segunda planta dos balcones, con sus correspondientes repisas y barandillas de hierro, sustituyen a las primitivas ventanas. Como se construyó prácticamente sin alero, por remate tuvo una sencilla cornisa de piedra (que aún se conserva bajo la canalera metálica existente), de frente ligeramente moldurado, que se encargaba de recoger por un canal interior el agua de la lluvia, la cual era vertida al exterior a través de tres
gárgolas, también de piedra, como el resto de la fachada. Estas tres gárgolas (otro caso único en Ayerbe) se apoyan en otros tantos canes de piedra.
En 2007 el Ayuntamiento de Ayerbe aprobó proyecto de derribo para el inmueble, si bien no llegó a producirse gracias a la intervención de la Asociación de Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés,
APUDEPA, que solicitó su catalogación a la Dirección General de Patrimonio Cultural.
Por orden de 13 de noviembre de 2007, del Departamento de Educación, Cultura y Deporte, se incluyó en el Inventario del Patrimonio Cultural Aragonés.